Presentadas las Bases del Concurso Literario
Internacional Ángel Ganivet 2018 y Antología 2017
Por
Salomé Guadalupe Ingelmo
Un año más, y ya son doce, nos complace poder convocar el Concurso
Literario Internacional Ángel Ganivet. Dada la enorme y creciente participación
en las últimas ediciones, albergamos expectativas muy optimistas. Lo cierto es
que nuestros concursantes y simpatizantes nunca nos defraudan, ni por cantidad
ni por calidad.
Los textos que se presenten desde hoy hasta el 15 de julio quedarán
en manos de un equipo compuesto por reputados profesionales de la literatura,
de solvencia más que contrastada. No nos cabe duda que la altísima
cualificación profesional de nuestros jurados constituye, precisamente, una de
las motivaciones esenciales que animan a nuestros participantes a escoger este
certamen frente a otros. También, quiero creer, la certeza de que sus textos
son leídos y juzgados con todo respeto y afecto; que ellos, autores pero
también seres humanos, no se convierten jamás en meras cifras. Nutro la firme
convicción de que la honestidad intelectual y la calidad humana siempre se
advierten, salvando incluso las distancias físicas que inevitablemente nos
separan, y sospecho que ése, junto con el común amor por las letras y el género
humano, es el fuerte vínculo que nos une a nuestros participantes dando lugar
uno de los más hermosos y emocionantes milagros que existen.
En otro orden de cosas, por segundo año
consecutivo, al tiempo que nuestras bases de la presente edición, damos también
a conocer al público ahora la antología
de textos finalistas de la edición apenas clausurada. En una
sociedad donde casi todo se ha vuelto efímero, donde a menudo banalizamos a la
ligera hasta lo más esencial, queremos darles algo perdurable que puedan
recordar con afecto en los años venideros. Porque pensamos que el trabajo y el
amor por el oficio que uno desempeña, en efecto, hacen la diferencia. Por eso nos
sentimos orgullosos de poder ofrecer lo que estimamos una edición digital
especialmente cuidada, rigurosa y, si se me consiente decirlo, también de
indudable belleza
En esta ocasión hemos escogido para nuestra portada una
sobrecogedora interpretación de la expulsión del paraíso por la que siento
especial afecto, una de cuyas versiones ‒Expulsión.
Luna y luz de fuego‒ se conserva precisamente en Madrid, en el Museo Thyssen-Bornemisza.
En la versión del Thyssen-Bornemisza, una original y desoladora alegoría
nocturna, curiosamente, el elemento humano está totalmente ausente. En la
versión que hemos escogido nosotros, Thomas Cole opta por introducir las
figuras de Adán y Eva a un tamaño tan reducido que el espectador apenas repara
en ellos ‒si bien el lector puede contemplar su desesperación en la
contraportada, que reproduce una ampliación de este elocuente detalle‒. Parece
como si nadie estuviese dispuesto a apiadarse de su desgracia; como si su
tremenda tragedia fuese insignificante frente a la inconmensurable belleza y
grandiosidad de la naturaleza salvaje y aún virgen, la misma que fascinó al
pintor ‒padre de la Escuela del río Hudson, que habría de convertirse en el
precursor de la fecunda corriente paisajística americana del XIX‒ cuando siendo
adolescente, procedente de la severa y austera Inglaterra, desembarcó en el
Nuevo Mundo. La misma naturaleza que, frente a la creciente industrialización,
él se encargo de idealizar igual que hicieron también desde el ámbito literario
algunos escritores contemporáneos, tales como James Fenimore Cooper y su
conocida novela El último mohicano ‒que,
de hecho, sirvió de inspiración al pintor para realizar varias obras sobre los
indios nativos y su amenazada forma de vida‒. El propio Cole celebró esa prodigiosa
naturaleza en no pocos poemas de los aproximadamente cien que llegó a escribir.
Diría que el género pictórico y la propia filosofía del pintor armonizan
perfectamente con el argumento que aborda el poema ganador y, en general, con
un hilo argumental que atraviesa de comienzo a fin esta recopilación, el de la
pérdida y el desarraigo en sus más variadas vertientes: migrantes desplazados
por la guerra, urbanitas despojados de los paisajes naturales, individuos incomunicados
y privados del calor humano, víctimas del desamor... Hombres y mujeres que, de
una forma u otra, contra la propia naturaleza humana, se convierten en islas. Creo
que la obra de Cole transmite a la perfección la acongojante sensación de
orfandad que recorre las páginas de este libro, la misma que en el fondo acecha
a todo ser humano.
Porque el viaje constituye una perfecta metáfora del arriesgado periplo
de la existencia, a la que el propio Cole recurrió también en su serie titulada
El viaje de la vida, alegoría de las
edades del hombre.
Entendemos que en un panorama editorial complejo
que propone una oferta muy amplia aunque no siempre de calidad, a menudo el
talento pasa desapercibido entre la masa. Por eso pretendemos dar visibilidad a nuestros finalistas, acercar a un público formado y con juicio
crítico obras que nuestro jurado ha estimado especialmente meritorias. Creemos
que, en las actuales circunstancias, éste es uno de los mejores premios que
podemos ofrecerles. El ganador, además, cuenta con un amplio comentario y
aparato crítico sobre su obra, un esfuerzo que dota al lector, ya sea
aficionado a la literatura o especialista, de armas con las que sacar el máximo
partido al texto premiado.
Para ir finalizando, deseamos expresar nuestra gratitud a las
embajadas que este año han decidido respaldar la nueva edición del certamen. Me
consta que su presencia significa mucho para nuestros participantes, ya que
interpretan su compromiso con este evento, y yo comparto su punto de vista,
como una muestra por parte de sus respectivos gobiernos de consideración y
respeto hacia ellos, que son uno de los principales patrimonios culturales de sus
países. En tiempos donde la cultura parece haber pasado a segundo plano frente
a otros ámbitos de la vida, como el económico, que monopoliza todas nuestras
atención, reconforta constatar que todavía hay administraciones dispuestas a
defender otros modelos posibles, unos más respetuosos con el ser humano y sus
esencias, que procuren al individuo una verdadera riqueza integral para el
cuerpo y el espíritu.
En este sentido, entendemos que un papel fundamental lo juegan
instituciones de formación superior que salvaguardan y difunden los
conocimientos en sus diversas vertientes. Nuestro propio certamen nace y crece
bajo la protección de la Universidad de Helsinki y nuestro jurado está
constituido en buena medida por profesionales de la literatura que desarrollan
sus actividades investigadoras y docentes en el ámbito de la universidad. Por
eso nos honra poder contar, un año más, con el respaldo de varias universidades
distribuidas en distinto países de habla hispana, así como de otros organismos
e instituciones cuya función principal consiste en velar por el desarrollo del
pensamiento y la literatura. Nuestra gratitud va para todas ellas y muy
especialmente para la Organización
de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, que
además de respaldarnos acogerá este año nuestra entrega de premios en su sede
central de Madrid.
Esta filosofía explica también que nuestro certamen sea único por
cuánto respecta el premio que entrega. Premiar al ganador con un retrato suyo
implica asegurarle una pervivencia que en el mundo actual, donde hasta el
talento parece sujeto a modas y todo es efímero, se encuentra fuera del alcance
incluso de creadores de sólida reputación y carrera. Por desgracia, lejos
quedan los tiempos en los que el arte solía interesarse por los escritores de
manifiestos méritos. Por eso valoramos tanto el proyecto de recuperación de
grandes figuras literarias que lleva adelante desde hace más de una década
quien se encargara de inmortalizar a nuestro ganador, el pintor español
Alejandro Cabeza, cuyos retratos de escritores consagrados enriquecen las
colecciones permanentes de numerosos museos nacionales y extranjeros. Creemos
que constituye una oportunidad única para nuestros ganadores el pasar a formar
parte de esta galería de personalidades literarias. Y el orgullo con el que
nuestros premiados posan junto a sus retratos en sus respectivos hogares nos
corrobora que no nos equivocamos.
En tiempos donde la indiferencia suele imperar, donde el
reconocimiento raramente se concede siquiera a los actos más meritorios, nos
complace poder premiar los esfuerzos y logros de semejantes que además son
compañeros de profesión ‒o afición‒, aportando con ello un poco de felicidad a
otras vidas. Así, esperamos que nuestro concurso se convierta en una suerte de
oasis, un pozo vivificador y una tregua, un respiro dentro de un viaje que a
menudo se revela duro desierto o extenuante carrera de fondo para los
escritores.
Abrimos ahora el periodo de recepción de obras correspondiente a
la décimo segunda edición del Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet.
Una atenta lectura de las bases podrá realizarse AQUÍ.
Nuestras puertas permanecerán abiertas hasta el 15 de julio del presente año.
Todos los interesados en participar, con independencia de su país de origen y
residencia, serán bienvenidos.
Salomé Guadalupe Ingelmo
Coordinadora del Certamen Literario
Internacional Ángel Ganivet
Para
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